lunes, 23 de abril de 2012

Un día de visita en los pueblos de Madrid



Bodegas Jesus Díaz.



A la entrada de la bodega
Finalmente se hizo realidad. Hemos visitado nuestra primera bodega. Bodegas Jesús Díaz  Espero que a lo largo de los años sigan otras muchas visitas, pero siempre recordaremos ésta de una manera especial.
Decidimos visitar una bodega madrileña para comenzar nuestro periplo ¿Por qué? Recuerdos de la infancia. Recuerdos de las antiguas cuevas donde se guardaban los vinos, de leyendas sobre túneles para esconderse y atacar en la Guerra Civil, todo muy emocionante y misterioso para la imaginación infantil.
Mereció la pena, vaya que sí. Colmenar de Oreja  es un típico pueblo madrileño de casas castellanas y plaza porticada que tiene muchas cosas para visitar. La bodega está situada a las afueras del pueblo y allí te recibe Consuelo Díaz Ocaña, descendiente de una larga estirpe de vitivinicultores. Es la única bodega de Madrid y de España que guarda las antiguas tenajas originales de hacer vino. Ahora, esos enormes recipientes se utilizan para los blancos, pero en un principio todos los vinos de la bodega maduraban allí antes de ser embotellados.
De la visita a las tenajas, donde también está el escurridero de uva, pasamos a la zona de maduración de los vinos tintos, donde estos reposan al calor, o al frío, de las últimas tecnologías. Allí también está la zona de embotellado y etiquetado de la bodega. Tras unas profusas explicaciones sobre la implicación de toda la familia en el negocio nos encaminamos hacia el tercer plato fuerte de la bodega. Las cuevas. Allí, en barricas, envejece el vino. La bodega era, antiguamente un convento de monjes y las cuevas, excavadas a mano, eran la antigua despensa, un lugar donde la temperatura y la humedad se mantienen constantes a lo largo de todo el año. El lugar ideal para madurar el vino.
Catálogo de Jesús Díaz

Esta bodega tiene un amplio catálogo de vinos, aunque no todos están disponibles. A la cata nos dirigimos con buen ánimo y ganas de probar. Un blanco fresco y estructurado, oloroso. Un rosado con cierta dulzura, ideal para verano, ensaladas, gazpachos y frutas. El tinto. No puedo hablar del tinto con propiedad. Recuerdo que al probarlo dije, sin pensar, “vino de Madrid”, y es que el vino de nuestra tierra tiene un sabor propio y una personalidad definida, pero yo no puedo entresacarla porque las palabras que vienen a mi cabeza no son, con cuerpo, afrutado y persistente, si no, tarde de domingo, suplemento dominical del Ya, el sol entrando por la ventana, el plátano a lado de mi plato, ese tipo de cosas que no sirven para definir un vino.
Vista de la Plaza Mayor
Tras unas compras, que podéis ver detalladas en el artículo de Ginny, salimos a buscar donde comer y decidimos ir a Chinchón.
Chinchón es una de esas localidades donde los madrileños nos vamos a comer los fines de semana nuestro cochinillo, nuestro entrecot, nuestro solomillo, nuestras chuletitas de cordero y demás platos “ligeros”.  Allí nos presentamos, aparcamos el coche y subimos la cuesta hasta la plaza mayor redonda de la localidad. Era un día laborable y no tuvimos problema en encontrar un lugar donde satisfacer nuestro apetito. El Restaurante Plaza Mayor, donde pudimos degustar un menú de buena calidad, sopa castellana, revuelto de setas, cochinillo, entrecot, solomillo de cerdo a la pimienta y el peor vino que yo haya probado. Le llamo vino porque de eso presumía en la etiqueta. Yo nunca bebo el vino con Casera, pero ni con eso creo que este mejunje hubiera estado aceptable. No es por nada pero cualquier restaurante de ínfima categoría en cualquier lugar de España sirve un vino de mesa mucho más digno que este. Menos mal que había agua. 
Vino que no has de beber. 

Salimos del restaurante para volver a casa, pero antes había que comprar algo típico de Chinchón. Como no bebemos anís decidimos comprar bollería y por pura casualidad dimos con La Segoviana, panadería sobre la que había leído en El Mundo ya que aparecía mencionada junto a Madre Hizo Pan de Los Molinos. Este es el enlace al reportaje sobre La Segoviana

Tras las pocas compras, que hay que cuidar la línea, volvimos a Madrid, contentos y llenos de buenas sensaciones. 




Pinos en Chinchón.

Nuria

1 comentario:

  1. Leed la entrada de Ginny : http://saboresenelmundo.blogspot.com.es/2012/04/bodegas-jesus-diaz.html

    Nuria

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